Haciendo amigos

¿Haciendo amigos?

No tengo la impresión de que el debate, la discrepancia, el espíritu crítico o el pensamiento libre sean valores socialmente reconocidos. Ni siquiera tolerados. Pero es lo único que tenemos para enfrentarnos al pensamiento único, a la versión oficial, a la presión social inducida por el poder, a los medios de comunicación sometidos, a la intelectualidad de pesebre, a los baboseantes afectos al régimen, al caciquismo de tractor o de mercedes ...

Este blog es un órgano de expresión personal que va más allá del subjetivismo y que tan sólo pretende aflorar una opinión, una sensación, un comentario ante retazos de la realidad que cada día pasan ante mis ojos.

¿Hacer amigos? Seguro que no es un blog que no rehúye polémica alguna el medio más adecuado para ello.

domingo, 10 de febrero de 2019

BULLFIGTH en Huesca


Valor torero y vergüenza torera son expresiones coloquiales en nuestro idioma que aluden a características personales plausibles. No dejan de ser simplificaciones mentales que no profundizan en el concepto y quedan en lo superficial, no vaya a ser que entrar en honduras acerca de ello nos estropee la frasecita hecha.
El proyectar BULLFIGTH esta tarde de viernes en una ciudad que acabó persiguiendo a los grupos antitaurianos por un par de pegatinas colocadas en un lugar no adecuado (y cometiendo, en este asunto, un agravio comparativo con las actuaciones de la empresa que gestiona la plaza de toros local) no deja de ser un acto de valor sin paliativos. Proyectar este documental en la ciudad que acaba de sobreseer el caso del zorro torturado y ejecutado bajo la trivialidad de que, al no ser un animal doméstico, el maltrato no lo es tanto, es un acto de valentía sin discusión posible. Y hacerlo en el inicio de un fin de semana que nos ha traído la noticia del pliego municipal de explotación del coso , que garantiza un mantenimiento de "festejos", ya raya en la provocación más absoluta al pensamiento reinante. Y aún más si el escenario de la proyección es la DPH, entidad que se ha manifestado recientemente en apoyo de la caza y la pesca como motor de desarrollo sostenible en el medio rural.

Y aún más (y termino aquí esta introducción que loa la firmeza y la determinación del sector animalista de nuestra ciudad) haciendo alusión a la manifestación que en breves horas tomará Madrid (escribo el domingo 10 a las 10 a.m). Manifestación que bajo la excusa de la unidad de la patria (recordemos que en Huesca la plaza de toros se ubica en la plaza Unidad Nacional), no es sino un abrir la veda de catalanes/as, socialistas de la especie pedro-sanchista, rojerío de todo tipo, animalistas, feministas, sindicalistas y demás gentes de escasa vocación gregaria. Gentes, los paseantes de hoy en Madrid, que, conversos recientes a la constitución del 78 (del tipo de conversos que renuncian al menor atisbo de pensamiento crítico, que las inquisiciones no admiten matices) o nostálgicos de "el valle no se toca", tienen en su programa la defensa a ultranza de la tauromaquia, la caza y la sumisión al ideario imperial actualizado bajo la monarquía felipista. Y, aún más, sabiendo que en esa trashumancia de gente estarán personajes de la actualidad oscense, muchos de ellos con un pasado más que dudoso de afección a idearios reñidos con el respeto a los derechos humanos. Dicho ello con las salvedades personales a que haya lugar, por supuesto.
En suma, imposible no empatizar con estos bravos leones veganos animalistas acosados por oleadas de cristianos hambrientos de sangre y espectáculos de muerte.

Para ver fotos del acto, PULSA AQUÍ


Viernes, 08.02.2019. DPH.
Al entrar en la sala Saura de la Diputación Provincial de Huesca, lo primero que se observa es la exposición itinerante de algunas de las herramientas presentes en la vida de un toro, desde su marcado a fuego hasta el final de la lidia. Arponcillos, un hierro de marcar, la punta de una lanza de picador y una puntilla conviven en este pequeño espacio con fotogramas de la película y con una mesa con material animalista. Todo ello bajo la organización y supervisión de dos hombres y una mujer enfundados en sudaderas negras con el lema "amnistía animal".

Antes de la proyección, su director (Iago Prada) presenta la obra en un tono muy personal. Alude a su condición de gallego; lo hila con el estetreotipo de Galicia y el narcotráfico; ilustra su charla con recortes de prensa que hacen referencia a personal taurino y tráfico de drogas; y enlaza , en somarda modo, la posible influencia del LSD en el diseño de los carteles de la feria San Isidro 2018, alguno de los cuales muestra.
Finalmente, hace referencia a la crudeza de las imágenes, al recibimiento en ciudades europeas del documental y al formato audiovisual elegido.

Comienza la proyección. Si alguien pensaba  que este film iba a ser una sucesión de primerísimos planos con expresiones de dolor de animales y profusiones de sangre, descabellos y desgarros, se equivocó. No se busca el remedar videos o documentales crudamente expresivos y que ,posiblemente, buena parte de los presentes hayan visto.
El escenario, una plaza de toros de categoría inferior de una localidad que no identifico. La trama, una corrida de toros, ENTERITA, con cada uno de los seis actos del drama, desde toriles al desolladero. En suma una filmación que, quitando el sonido, podría proyectarse en la peña taurina de nuestra localidad entre aplausos del "respetable".
Eso sí, las cámaras y la realización (idénticas a cualquier otro trabajo de tauromaquia televisada) tienen dos diferencias funtamentales. Una de ellas, el seguimiento del toro y su expresividad. Pero sin plano detalle, casi de la misma manera que podría verlo cualquier espectador.
La otra, y en esto estriba la diferencia, los comentarios continuados de Enrique Zaldívar, el veterinario cuya voz en off contrasta con el abigarrado verbo de los locutores taurinos al uso, engolados voceros plagados de vocabulario para iniciados y eufemismos tras los que esconder lo que en la plaza sucede.

De voz del locutor escuchamos los pormenores de la lidia. Se interpretan los gestos de temor del hervíboro. Se nos ilustra el buscado  paulatino debilitamiento físico del animal desde su traslado a los chiqueros hasta su muerte. Conoceremos las atroces maniobras (el metisaca y el destornillador) del picador, maniobras destinadas a provocar el mayor daño posible en la musculatura del cuello del animal. Se nos relatará, con tono monocorde y profesional, los daños que sufre el toro, las hemorragias que se provocan y sus efectos en el fracaso multiorgánico.
Nos contarán que la puntilla, muchas veces, no es inmedita y que hay toros que aún conservan reflejos vitales cuando son arrastrados por el coso.

No se nos ahorrarán escenas desagradables (especialmente desagradables, diría yo) como el repetido, hasta nueve veces,  descabello de un componente del sexteto sentenciado. O la estocada que sale al exterior por el costado dejando a la vista cuarenta centímetros de acero... Pero, como el director avisa, no son escenas seleccionadas tras una búsqueda entre decenas de corridas. No; son escenas filmadas en una sola tarde y en un sólo acto de tauromaquia. En definitiva, son cotidianeidades de una tarde cuyo telón de fondo es rojo sangre y negro muerte, por muchos arabescos en los trajes que se quieran lucir a modo de cebos luminosos.

Iago y Bullfight inician en nuestra ciudad un periplo que los llevará a varias ciudades de España. Con todas las críticas que se le quieran hacer, su metraje excesivo por ejemplo, lo cierto es que este documental de MU PRODUCIÓNS supone un hombro más que sumar a este movimiento de fuerza conjunto que aboga por derribar el muro de la tauromaquia.



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