Haciendo amigos

¿Haciendo amigos?

No tengo la impresión de que el debate, la discrepancia, el espíritu crítico o el pensamiento libre sean valores socialmente reconocidos. Ni siquiera tolerados. Pero es lo único que tenemos para enfrentarnos al pensamiento único, a la versión oficial, a la presión social inducida por el poder, a los medios de comunicación sometidos, a la intelectualidad de pesebre, a los baboseantes afectos al régimen, al caciquismo de tractor o de mercedes ...

Este blog es un órgano de expresión personal que va más allá del subjetivismo y que tan sólo pretende aflorar una opinión, una sensación, un comentario ante retazos de la realidad que cada día pasan ante mis ojos.

¿Hacer amigos? Seguro que no es un blog que no rehúye polémica alguna el medio más adecuado para ello.

viernes, 1 de abril de 2016

Nunca más bajo palio

AVISO: Este texto no es de obligada lectura. Este texto seguro que ofenderá determinadas sensibilidades (hiper o no; me abstendré de enunciarlo al modo Paloma Chamorro en "La Edad e de Oro", pero tentado estoy de hacerlo). Pero este texto no es, reitero, de obligada lectura. Y como el título es lo suficientemente explícito, tú sabrás si debes continuar adelante o navegar por páginas de otros contenidos.


Hace algún tiempo fue el conejo. 
Al menos en la historia cercana que recuerdo. 

Oscar Lamora y Teresa Sas, autor del cartel y concejala de festejos en ese 2007, virtualmente linchados. Descalificados ambos, autor y concejala, por cuestiones que van desde no seguir esteterotipos de la fiesta patronal (que esperemos muy en breve pase a denominarse local, sin más...) hasta muy subjetivas razones estéticas o, incluso, de consideración de tiempo invertido en la realización de la obra. 

Y es que en esta ciudad cada cual opina desde el púlpito, dogmatizando y creyéndose un experto en la materia que pase a ser motivo de polémica. El que la opinión se emita desde el conocimiento o, cuando menos, desde una información previa no parece ser demasiado relevante.



Mucho más reciente fue la polémica de los toros y las mairalesas. Un acuerdo largo y extenso entre los partidos que formaron el gobierno municipal (acuerdo que, temo, muy pocos tertulianos ávidos de autofoco y autoforo leyeron) sirvió para cargar de manera indiscrimada contra todo aquello que supusiera una tímida expresión diferente a los modos de entender la fiesta. De nuevo los mantras cansinos de las voces conocidas de siempre hablando de atentados a la tradición, de prohibiciones imaginadas... Todo con tal de sacar el debate del terreno de la argumentación al de las vísceras, el insulto y la provocación. De lanzar a niñas vestidas de blanco y verde contra el enemigo político, de ver aflorar la irracionalidad y el costumbrismo cainita una vez más en esta ciudad que parece haber olvidado con demasiada alegría y facilidad donde pueden conducir esos excesos verbales y gestuales.

De aquella polémica falaz en su base y en sus modos, tan sólo guardo el recuerdo de la firmeza, pundonor, prudencia y, desde mi punto de vista, excesivo afán pedagógico de los hombres y mujeres a los que se les hizo aparecer como "Cornelio-Zorrillas" en esas fechas de agosto. Y digo excesivo afán pedagógico porque , en ocasiones, hay que entender que nada se puede enseñar, mostrar o debatir a las gentes cuyo letanía de exabruptos e imprecaciones impide escuchar cualquier matiz que se aleje del pensamiento único.
También de aquella polémica propiciada por intereses bastardos guardo el recuerdo amargo de alguna espantada infame. Pero no es ése el tema de este post.

Y, de nuevo, en esta ciudad abonada a las "Bodas de Sangre" surge otra polémica interesada. Un reglamento de protocolo (26 páginas, preámbulo, 4 títulos, 7 capítulos, 40 artículos, disposiciones adicionales, derogatoria y final...) vuelve a encender no la polémica argumentativa, no el debate, no la confrontación intelectual ni la libertad expresiva. No; viene a resucitar el "conmigo o contra mí", el "con razón o sin ella", la defensa ciega de la sacrosanta tradición, los cabrones valores eternos de los quintos de Manganeses de la Polvorosa o el sólido y racial espíritu festivo exhibido anualmente en Tordesillas, cuando lo del alanceo del toro ...


Pero analicemos  la, según algunos titulares periodísticos, actitud liberticida del protocolo sometido a (¿sería oportuno decir en este contexto "auto de fé"?) cuestionamiento. Y, aunque resulte obvio, es imprescindible para comentar u opinar sobre algo saber de qué estamos hablando.
Así que ahí va:


REGLAMENTO DE PROTOCOLO Y CEREMONIAL y HONORES Y DISTINCIONES DEL AYUNTAMIENTO DE HUESCA.

Título 3. SOBRE LOS ACTOS OFICIALES MUNICIPALES, SU CLASIFICACIÓN Y PRESIDENCIA. Capítulo I. Actos oficiales.


Artículo 13. Actos de carácter confesional.
13.1. El Ayuntamiento, incluidos sus cargos de representación y sus empleados públicos, de conformidad con lo establecido en el artículo 16 de la Constitución respecto a la aconfesionalidad del Estado, no asistirá a ningún acto que tenga carácter religioso, declinando las invitaciones que se le pudieran hacer para su participación, y no organizará ni programará actos que, en el marco de su actividad institucional, representativa o laboral, tengan carácter confesional.

13.2. Las personas integrantes de la Corporación podrán asistir a esos actos de manera particular, sin que en ningún caso puedan emplear los símbolos que acrediten su condición de miembro de la Corporación ni hacer uso de los privilegios o prerrogativas que pudieran corresponderle por su condición, tales como la ubicación en espacios reservados o preferentes.

13.3. Las personas que tengan vinculación laboral con el Ayuntamiento podrán asistir a esos actos a título particular y en ningún caso en horario laboral, salvo que hayan pedido – y se les haya concedido – el permiso de asuntos propios correspondiente. En consecuencia, aquellas personas que en el desempeño de su actividad laboral municipal utilicen uniformes u otro tipo de símbolo que acrediten su condición, no podrán hacer uso de los mismos cuando asistan a los actos religiosos.

Pues no lo veo. No acierto a apreciar las supuestas prohibiciones que conformaron titulares en algunos medios de comunicación. 
Lo que veo es:
1.- Coherencia del ayuntamiento con el ordenamiento jurídico vigente.
2.- Expresión clara de la libertad personal de ediles y personal municipal para acudir a dichos actos.
3.- Que el personal laboral acuda si lo desea pero en su tiempo libre.

Lo dicho: No alcanzo a ver menoscabo  a libertades de conciencia. 
Atrás quedaron los tiempos de incensario oficial. Y, por mucho que lo intento, no veo argumentos que rebatir. Este debate no da más de sí, aunque la más casposa reacción pretenda (argumentando valores como la libertad de conciencia, valores que les son ajenos) volver a recluirnos en las sacristías.
Y es que no hay más. Mal que les pese a algunos/as.

El palio (ya lo sé: es una licencia literaria) de pasear solemnidades fotosensibles estará apartado para siempre de la realidad ciudadana. Tan sólo resta felicitar a los hombres y mujeres que habrán hecho posible, en un mes tan sólo (¡¡¡ Ay, esos defectos de forma...!!!) un avance claro para la modernidad de esta ciudad.




Agosto 2015.- Concejal y ediles del grupo socialista se despojan de bandas y vara de mando antes de acceder al templo religioso.
Es de prever que esta foto no podrá volver a ser tomada.




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