Haciendo amigos

¿Haciendo amigos?

No tengo la impresión de que el debate, la discrepancia, el espíritu crítico o el pensamiento libre sean valores socialmente reconocidos. Ni siquiera tolerados. Pero es lo único que tenemos para enfrentarnos al pensamiento único, a la versión oficial, a la presión social inducida por el poder, a los medios de comunicación sometidos, a la intelectualidad de pesebre, a los baboseantes afectos al régimen, al caciquismo de tractor o de mercedes ...

Este blog es un órgano de expresión personal que va más allá del subjetivismo y que tan sólo pretende aflorar una opinión, una sensación, un comentario ante retazos de la realidad que cada día pasan ante mis ojos.

¿Hacer amigos? Seguro que no es un blog que no rehúye polémica alguna el medio más adecuado para ello.

lunes, 3 de julio de 2017

Una historia (inquietante) de policías

Me lo cepillé antes de las 24 horas. Me atrapó su texto, me engrilletó (los polis "de verdad" dicen grillos, no esposas; engrilletan, no esposan) su lectura motivada además a hacerlo entre líneas por la "discreta" apertura de expediente al autor por causas que se me escapan, pero que barrunto oscuras...
En suma, que me lo tragué enterito. Literatura plagada de reminiscencias y alusiones a la parte más oscura del trabajo policial. ¡¡¡ Novela negra, hostia !!!

 Miserias de funcionarios nostálgicos alejados del terruño; miserias inherentes a la condición humana que, en manos armadas, precipitan consecuencias  fatales; miserias , en definitiva, de seres absolutamente vulgares en su condición que son puestos en el disparadero por su carácter de autoridad, de capacitados para fabricar pruebas incriminatorias, de devenidos en jueces DREDD sin siquiera épica (la ética ya la consideramos perdida desde el inicio...). Novela negra, con el aliciente añadido (o la condena prejuzgada) de situarse en lugares comunes del paisaje oscense. Y, quizás, también del paisanaje.

Y es lógico: es literatura. Poca literatura puede hacerse con la rutina de un guardia civil junto a su moto, torrándose al sol en una operación salida, o la de un poli de puertas en una comisaría, rumiando tardes de aburrimiento, o la de uno de la científica buscando huellas por enésima vez en la sede sindical reasaltada para robar la escasa recaudación de una máquina de café.


En otro país, en el que no existiera ese temor reverencial al Estado y el miedo ancestral a las autoridades uniformadas que,desde militares profesionales a milicias de todo tipo, guardia civil, carabineros, policías nacionales o armados o como quieran denominarse han tenido siempre una querencia a solventar las cosas al violento peculiar modo y a fundir en un solo ente policía y juez(al Bellocquiano estilo), esta novela estaría en proceso de conversión al lenguaje cinematográfico y, con los hermanos Bardem, por ejemplo, en memorable secuencia,metiendo en la comisaría de Huesca, el cuerpo de un confite acribillado en ejecución sumaria, mientras compañeros suyos también en el ajo   (¡Ay, esa absurda solidaridad corporativa de cojones, tan digna de mejores causas!) toman prestado el scanner para localizar proyectiles en el cuerpo del gitano Dull.
Y Tarantino encantado de filmarla, por supuesto.

 Pero este es un país de mediocres, de perros de hortelano de escasa memoria que pretenden seguir endiosando mitos: la perfecta e inmaculada imagen de los detentadores del monopilio del legítimo uso de la violencia (¿?,La frase no es mía, claro), la inevitabilidad de una corrupción genética, el papel real en las ententes cordiales que han degenerado este país ...
Este es un país de hipersensibilidades sospechosas, de Iglesia plagada de casos de abusos de menores mirando a otro lado, de obispos encanallados con la acumulación de riquezas acudiendo a notarios cómplices con desinformación ciudadana y nocturnidad, de delicados corazoncitos que sufren cuando leen el acrónimo ACAB y con el pretexto de leyes nada garantistas propias de monarquías bananeras reprimen, acusan y sancionan (en ocasiones protagonizando ridículos de libro) ...

Pues bien, este es también el país de El Crimen de Cuenca, de Lasa y Zabala, del ex-comisario Amedo dando lecciones de antiterrorismo y Mario Conde de honestidad, del GAL (los GALes, en realidad) y sus cloacas del Estado, de decenas de señores X, del ahogado en el Urumea sin haber perdido un sólo botón de su camisa, de los informes de AMNISTÍA INTERNACIONAL acerca de maltratos en comisarías, del caso Almería, de las identificaciones por sospechas basadas en prejuicios raciales , de extorsiones policiales a comerciantes de ocio , de medallas concedidas a vírgenes o de medallas policiales concedidas con pataleos sindicales ...

Y es también el país que no depuró las policías tras el final de la dictadura. Es el país de Santiago Corella,(El Nani) el delincuente desaparecido a manos de policías bajo  cuyas órdenes atracaba a joyeros compinchados. Botín para unos, estafa al seguro para otros y muerte para el peón.
Y este es el país que condenó a esos policías (aún sin el cuerpo de crímen) a casi treinta años de cárcel. Y este es el país que asistió, asombrado al plante de miles de compañeros de los asesinos en solidaridad con ellos,exigiendo destinos de despacho. Que una cosa es ser solidario con asesinos-compañeros  (Hoy por tí, mañana por mí) y otra jugarse la pensión. 
Este es el país que protegió, durante décadas, a fugados nazis.Y es el país, que, aún ahora, mantiene en una cómoda situación de ciudadanía a buscados por delitos de lesa humanidad.

Y también es el país  donde un poli cuelga fotos suyas de uniforme,cumple su trabajo y, además, crea literatura. Y, para más desvergüenza en el país del "Vuelva Vd.mañana", con evidente orgullo de hacer lo que hace. 
Y con éxito, para más ulceraciones diversas de los príncipes de la envidia.
Y,encima, normaliza la imagen de profesional de su trabajo y le dota de un decoro que, cotidianamente, muchas imágenes de actuaciones policiales contradicen. Otras no, que sirven para empotrar periodistas en patrullas y , al ritmo de Bad Boys o Paquito el chocolatero, mostrar a Policías en Acción en calculadas operaciones de Márketing. En ningún programa apologeta de esos se muestra  el rechazo a pelotazo limpio de inmigrantes ahogándose junto a las vallas. U otras cuya difusión es posible hoy en día gracias a canales impensables hace tan sólo tres décadas.

En suma este es el país donde se expedienta, o intenta al menos, y censura  (yo sigo pensando que por lo que puede leerse entre líneas) una carrera brillante. No le ocurrió nada de eso al ganador del premio Planeta ("La otra orilla de la droga", se llamaba el tedioso y paternalista tocho), también policía comisario y, sobre todo, ampliamente publicitado por la condición laboral de su autor.
Para finalizar, "Una historia de policías" en una novela entretenida y efectista. Con la dosis de truculencia justa. Con tramas cruzadas y episodios brutales no carentes de un cierto toque de humor (negro, por supuesto).
Un relato que no precisa de artificio alguno para ser vendido; un autor ampliamente conocido por su trayectoria que no precisa otros méritos añadidos para ser leído. Y un relato que es, simplemente eso: UNA HISTORIA DE POLICÍAS.
¡¡Animo, Esteban!!



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