
A la hora acordada la sala de dinámica del C.C. Manuel Benito Moliner se llena. Caras conocidas la mayoría. Saludos y conversaciones breves mientras se terminan las pruebas del proyector. En la mesa de los conferenciantes, botellines de agua acompañados de vasos de plástico reutilizables con el logo de LOPORZANO VIVO. Son los prolegómenos del acto que, bajo el título "FORO INFANCIA Y TAUROMAQUIA" va a comenzar en breve.

El uno con acento italiano; la otra con deje británico. Dos personas de sonrisa en los ojos y entonación cordial que tras un par de reflexiones, presentarán a los intervinientes de esta tarde.

Y Nancy nos pedirá que no nos ciegue el argumento falaz de la tradición y su mantenimiento. Ilustrará su aseveración con tradiciones hoy inexistentes tales como los eunucos en China (o los castrati italianos) o los pies de loto chinos o tantas otras ...
Recuerda que en España se puede ser torero profesional desde los dieciséis años y que, antes de esa edad pueden intervenir los menores en festejos taurinos donde se cobra una entrada, hablando entonces, incluso, de explotación infantil.
Quinientas cuarenta y cinco plazas de toros existen en España. Lugares de acceso libre a menores de edad, excepto en Baleares (han de ser mayores de edad) y Galicia (donde los espectadores han de tener más de doce años)
Y, por si fuera poco, se televisan.
Continúa Chesus afirmando que la Convención dela ONU acerca de los Derechos del niño/a que, se supone, España suscribe, reconoce el derecho de la infancia a vivir en un entorno libre de violencia. En ese sentido da cuenta de las repetidas llamadas de atención por parte del organismo internacional al gobierno de España por la exposición de menores a espectáculos de tauromaquia.
Relata a continuación los tiras y aflojas entre relatores de la ONU y comisionados pro-tauromaquia. El argumento de ésta como "bien de interés cultural" y otras lindezas con las que los aficionados al espectáculo de las plazas de toros pretenden blindar su continuidad.
Victoria Lacalle, psicóloga que ha trabajado fundamentalmente cuestiones relacionadas con la violencia en varios campos, comienza por definir ésta como acto intencional que genera daño , que se ejerce con abuso de poder, que busca el control de la víctima y que implica consecuencias.
Diferencia también entre violencia y agresividad. Califica la primera como no innata (esto es, aprendida), destructiva y descontrolada, e identifica al torero como el ser violento. Califica la segunda como biológica , innata, adaptativa y no destructiva; identifica al toro en este papel.
Y, sobre todo, afirma que la presencia de menores en espectáculos de tauromaquia genera en éstos el concepto de que la violencia está permitida y su uso puede ser ejercido para afianzar status.
Es más, entiende que la exposición del menor a estos episodios es altamente pernicioso para su desarrollo. Por varios aspectos tales como ...
... expresión normalizada de relaciones de poder/dominio ejercidas sobre seres más débiles o vulnerables.
... disfunciones en el desarrollo emocional y social.
... normalización ambiente abusivo
... invisibilidad de la víctima.
... relación maltrato animal y generalización del mismo a humanos
Jorge Luis Buil, por su parte, centrará su intervención en la enumeración de una serie de iniciativas parlamentarias en el mismo sentido de la búsqueda de la protección de los derechos del menor.
Afirma que el interés superior del menor está por encina de otras consideraciones como el supuesto interés cultural de estas actividades.
Comenta también que existe entre los diputados/as una peña antitaurina (en nomenclatura habitual hasta ahora) integrada por gentes de todo el espectro político. Peña surgida como reacción a otra de apoyo al lobby de los espectáculos taurinos.
Finaliza su intervención expresando el convencimiento de que, en breve, el acceso de menores a las plazas de toros será vetado.
El acto finaliza con la intervención de la concejala de Huesca, Silvia Mellado, que agradece a ponentes y público su asistencia.
Entretanto, la ciudadanía no afecta a las tardes de arena y sangre, recurría a fiestas alternativas. NO TORO FEST fue un intento, espero que consolidado, basado en la diversión sin maltrato animal ni medioambiental, a la que tan sólo puedo criticar el cambio de nombre (Las formas;siempre las formas y la moda de todo enunciado en positivo. No vaya a ser que algún defensor/a de la santa tradición se moleste...)
Eso sí, aún continúa, con excelente salud, la concentración pro abolicionista de la tauromaquia en plenas fiestas;concentración en la que la policía hace una excelente labor en el sentido de amonestar cualquier expresión violenta, aunque sea tan sólo gestual o verbal. Gestos, expresiones e insultos que, casi siempre, vienen del mismo lugar: el de los asistentes a la plaza.
Ojalá en Barbastro la policía actuara con el mismo celo.
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