Haciendo amigos

¿Haciendo amigos?

No tengo la impresión de que el debate, la discrepancia, el espíritu crítico o el pensamiento libre sean valores socialmente reconocidos. Ni siquiera tolerados. Pero es lo único que tenemos para enfrentarnos al pensamiento único, a la versión oficial, a la presión social inducida por el poder, a los medios de comunicación sometidos, a la intelectualidad de pesebre, a los baboseantes afectos al régimen, al caciquismo de tractor o de mercedes ...

Este blog es un órgano de expresión personal que va más allá del subjetivismo y que tan sólo pretende aflorar una opinión, una sensación, un comentario ante retazos de la realidad que cada día pasan ante mis ojos.

¿Hacer amigos? Seguro que no es un blog que no rehúye polémica alguna el medio más adecuado para ello.

lunes, 6 de febrero de 2012

De civismo y normativas (III). Conclusiones finales.

Es un loable esfuerzo municipal el tratar de mediar, apoyar e incentivar (añádanse aquí todos los verbos que se crea oportuno) para la consecución de una convivencia armónica de la ciudadanía. Claro que en dicho esfuerzo el concepto de convivencia armónica que se impone es el de la corporación municipal en su conjunto, el del orden y la no perturbación del mismo como bien supremo. Y en muchas ocasiones no está en ese orden del "mando y sanciono" la paz social, la convivencia ciudadana armónica deseada.Las calles, los espacios públicos y las plazas deben ser, en un estado de derecho, síntomas claros y evidentes del bienestar o malestar social, corazón palpipante (sangrante en ocasiones) latiendo al ritmo de las problemáticas ciudadanas. Pretender acallar esas voces, bajo el pretexto de que la gente no mee (nunca mejor hilada expresión como esta) fuera del tiesto o que la hormigonera no tire su producto por una alcantarilla son excusas fáciles para colarnos, bajo seráfica nebulosa, un telón de fondo de control social de alcance desconocido.
Porque, no creo engañarme, lo que perturba la convivencia ciudadana es, por ejemplo, la presencia entre nosotros (con todos los parabienes, con nula reprensión social) del canalla del "yonopagoamisobrerosqueyacobrarándelfogasa" y no que aparezca un grafito en los aledaños de su casa en el que se le llame chorizo.

Tampoco a mí me perturba (al menos por fuera) la mendicidad ejercida por quienes, desde siempre, están abonados al frío de la ciudad y a la indiferencia de buena parte de mis conciudadanos. Lo que me perturba es la declaración de guerra del ayuntamiento a la mendicidad; no es la mendicidad sino sus causas (la pobreza, amigos; la pobreza) las que deben ser combatidas y erradicadas. Mi orden personal se agita, pero no se rompe (1), cuando veo a Papá Noel (2) todas las mañanas y todas las tardes sentado en el Coso mendigando en estéril espera de Godot. Mi concepto de convivencia cívica se romperá cuando, al hilo de esta ordenanza, un policía retire de malos modos a este hombre del lugar, lo arreste y le imponga una multa de 100 a 750 euros. Y la policía, futura pagana de este descabellado texto, no está (o no debiera estar) para perseguir a los más débiles y desfavorecidos. Sean estos indigentes, parados, obreros sin salarios, activistas de Anonymous o 15M, artistas callejeros de cualquier tipo o ciudadanos con problema de incontinencias varias ...

Pero, aunque las divagaciones y añadidos al márgen son siempre bienvenidos en este blog, centrémonos. La Ordenanza debe ser enmendada en su totalidad y devuelta a sus redactores y/o promotores por:
1.- Establecer discriminaciones entre la ciudadanía.
2.- Organizar, bajo pretexto de orden público, un entramado legal tendente al control social y a obstaculizar cualquier iniciativa espontánea.
3.- Convertir el espacio público en una especia de hipócrita jardín de Versalles donde las formas son el todo.
4.- Ocultar, siguiendo el modelo de otras ciudades, la realidad social y sus síntomas más evidentes y desagradables para determinadas sensibilidades.
5.- Pretender que todo está prohibido, excepto aquello que esté expresamente permitido. Considerar que el ejercicio de la libertad requiere autorización y no, por cortesía, simple comunicación.
6.- Acentuar el carácter represivo de la policía encargada de vigilar el cumplimiento de la citada ordenanza con el auxilio y colaboracionismo de un sector de la población.
7.- Herir de muerte la vida ciudadana.
8.- Y algunas otras consideraciones que obvio en este comentario; consideraciones que, por conversaciones mantenidas con algunos ciudadanos, entiendo que llegarán a los órganos competentes en forma de alegaciones. Referidas al maltrato animal, a la política sancionadora, a la discriminación por edad a la hora de sustituir multas por trabajos para la comunidad, etc ...

Esto es Huesca. No el Madrid de 1766. Aquí mandan el PP y el PAR, y ni Ana Alós es Carlos III, ni Lafuente Esquilache. Así que, ocurra lo que ocurra, no pasará nada. Tras unos meses de aplicación, los que mean en el parque al abrigo de un seto lo seguirán haciendo, el mendigo seguirá buscándose la vida como pueda, los niños de seis años se harán pasar por más jóvenes para pedalear en una zona verde, los "amos" del perrito seguirán pensando eso tan fato de ¡¡que se jodan!! cuando el animalito haga lo que, en lógica, debe hacer y los que patean latas en la calle sin medir el aumento de decibelios provocado lo seguirán haciendo. (3)
Eso sí, los movimientos sociales que no sean del gusto de los que ocupan la mayoría de los sillones del pleno municipal tendrán una dificultad mayor para poder presentarse, ocupar el lugar bajo el sol que les corresponde y desarrollar sus actividades. Las sanciones serán la espada de Damocles, el oprobio y su consideración de seres incívicos su sambenito y la persecución, camuflada en defensa del orden público, su realidad cotidiana.

No, esto es Huesca. Y aquí no es el maljuzgado por la historia Esquilache quien decreta nada. Pero quizás en breve a alguna mente pensante se le ocurra que las chicas van muy cortas (de longitud de falda, que es lo que preocupa;de futuro parece que importa menos) o que eso de llevar el pantalón con el talle bajo hace que los chicos parezcan qué sé yo. Y esa mente pensante discurra un texto que palie tamaño olvido y pretenda, ante la indiferencia general que parece seña de identidad en esta ciudad, aplicarlo en la próxima revisión de esta ordenanza. Tiene dos años, según este mismo texto, para hacerlo.
Lo que parece olvidarse, y permitidme que siga haciendo referencia al hecho histórico, es que a Esquilache no se le amotinó el pueblo madrileño por longitudes de capas o sombreros. La causa inicial por la que a este hombre (el que erradicó en ¡¡Agua Vá!! no impidiendo el grito de alerta, sino canalizando aguas residuales) se le echaron encima fue el hambre física, el hartazgo de un pueblo que, siempre sometido, siempre amigo de las cadenas, vio que el pan, su alimento básico, alcanzaba precios prohibitivos.
Ana Alós no es Carlos III. Lafuente no es, ¡¡ojalá!! Esquilache. Pero en Huesca hay muchas hambres; hambres que solucionar y combatir antes de ocuparnos de los adolescentes que timbran un portal para hacer la gracieta.(4) Aunque jodan lo suyo las criaturitas...

Notas:
(1) Y debiera romperse; ya lo creo que debiera...
(2) Papá Noel: Indigente grande, gordo, de barba y pelambrera canas. Estático en el Coso. Otra historia digna de ser contada.
(3) Es rigurosamente cierto. La ordenanza permite patear latas en la calle, si suenan poco; no especifica cuanto.
Artículo 60, 3e.: "Pegar patadas a residuos o elementos sólidos existentes en vía pública de forma que produzcan notable afección acústica."
(4) También exacto. Artículo 60, 3d.

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